La astronomía desde Galileo hasta nuestros días

Principio Galileano de Matematicidad de la Naturaleza
Según González, lo que se celebra es el Principio Galileano de Matematicidad de la Naturaleza. “Para Galileo la naturaleza está escrita en lenguaje matemático”. Esto tienes dos versiones de interpretación: la débil y la fuerte. La débil es aquella que interpreta que lo que está escrito en lenguaje matemático es el movimiento de los astros, la dinámica astral. La versión fuerte es la que dice que todo fenómeno que ocurre en la naturaleza tiene una ley matemática a la que está sometida.
Esto que es una creencia galileana constituye la base de toda nuestra civilización. Es el gran paradigma galileano del que se ha alimentado toda la ciencia moderna. Ni la física, ni la química, ni la biología, ni la medicina tienen procesos de matematización. “Lo que no quiere decir que Galileo fracasase porque todos los occidentales seguimos pensando que la naturaleza es normativa, actúa conforme a leyes, quizás no todas ellas matemáticas. Este principio galileano de matematicidad es la cuestión principal del curso. Ortega y Gasset decía que la ciencia es una forma especial de creencia. Y la creencia fundamental que tenemos es esta afirmación de Galileo”, ha comentado.
La revolución galileana
Galileo aseguró que la tierra era un planeta más, que se movía y que no estaba en el centro. El centro es el sol. Introdujo en la historia el sistema heliocéntrico y geodinámico. La revolución galileana tiene cuatro manifestaciones. La primera es la manifestación observacional. Explicaba que existen millones de estrellas, la luna tienen montañas y valles no es un astro perfecto, el sol tiene manchas, Venus presenta fases y Júpiter tiene cuatro satélites.
La tierra centro de la luna, el sol centro de los planetas y Júpiter centro de cuatro satélites. La segunda es la manifestación filosófica que va contra la dualidad. La dualidad desde Aristóteles había dicho que la tierra era el mundo de lo imperfecto y el cielo el mundo de lo perfecto. Que en la tierra había mutaciones y que en el cielo todo era idéntico a sí mismo. “Con la revolución de Galileo los cielos van a dejar de ser perfectos”.
La tercera manifestación es la revolución filosófico-matemática. “El universo está escrito en lenguaje matemático, no caben por tanto milagros”. Y la cuarta y última de las manifestaciones es la revolución teológica. Galileo se convierte en el gran revolucionador de la teología de principios del siglo XVII sin quererlo. Galileo habla de tres principios teológicos. El primero afirma que el universo es obra de Dios y hay que conocerlo y estudiarlo. El segundo contemplaba que las sagradas escrituras eran obra de hombres. Y el tercero aseguraba que había que interpretar las sagradas escrituras a la luz del conocimiento que se tiene del universo.
“Aunque en su momento estas afirmaciones crearon polémica especialmente en el seno de la iglesia católica, a día de hoy cualquiera de los documentos pontificios del siglo XX incluyendo la Encíclica de Benedicto XVI de hace apenas dos meses tienen explícitamente manifestados los tres principios teológicos de Galileo”, ha asegurado.
Los sabios del momento, que eran los teólogos, despreciaron entonces las afirmaciones de Galileo. En las universidades los saberes estaban clasificados. Los más sabios, cultos e inteligentes eran profesores de teología, los algo menos sabios de filosofía y los menos sabios de geometría. “Galileo era matemático-filósofo y pretendió enseñarles a los teólogos lo cual en esa época era impensable. Pero sin ninguna duda Galileo era el sabio y quiénes lo juzgaban eran poco sabedores de lo que sucedía. Los delirios de la soberbia superan el atrevimiento de la ignorancia”.

Tomado de Noticiencias de elgallodigital.com