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El primer telescopio cumplió cuatro siglos de creación

ASTRONOMÍA. INVENTO DE GALILEO GALILEI
Cuando se presentó ante las autoridades en 1609 se recalcó su uso militar y no el científico.
ROMA [EFE]. Los astrónomos de todo el planeta conmemoraron ayer el cuarto centenario del reconocimiento oficial del primer telescopio, un invento del científico italiano Galileo Galilei (1564-1642) que cambió para siempre el rumbo de la astronomía.
El 25 de agosto de 1609 el Senado de Venecia hacía suyo este invento del genio renacentista y aprobaba un aumento de salario para Galileo como profesor de Geometría, Mecánica y Astronomía en la Universidad de Padua, cargo que ocupó durante unos meses hasta que decidió volver, con su telescopio, a Florencia.
Las autoridades de la República de Venecia aceptaron así la propuesta del científico toscano de quedarse con el uso exclusivo de un telescopio que solo cuatro días antes había sido presentado oficialmente en la torre del campanario de la plaza de San Marcos y que, en un principio, sería utilizado con fines defensivos.
“El lugar de la presentación fue el campanario de San Marcos, que aún existe. Desde una altura de unos 60 metros, se podía observar más allá del horizonte del mar. Allá arriba Galileo había montado su telescopio”, explica a Efe Paolo Galluzzi, director del Museo de Historia de las Ciencias de la ciudad italiana de Florencia.
“Allí mostró a los presentes, que eran numerosos senadores y personajes destacados, las prestaciones de este nuevo instrumento, sobre todo por su valor militar y estratégico”, añade.
Como resultado de esta presentación y de las posibilidades casi mágicas que el telescopio ofrecía, el Senado de Venecia acordó aumentar el salario de Galileo de 320 a 1.000 florines, es decir, lo triplicó, y dio muestras del valor que tenía el invento del pisano.
El genio renacentista, que mostró interés por casi todas las artes existentes en la época, se convirtió así en el padre de un invento que ha supuesto y sigue suponiendo mucho para una Astronomía que no volvió a ser la misma desde entonces.
Tomado del Diario El Comercio; edición del 26 de agosto de 2009.

La astronomía desde Galileo hasta nuestros días

Principio Galileano de Matematicidad de la Naturaleza
Según González, lo que se celebra es el Principio Galileano de Matematicidad de la Naturaleza. “Para Galileo la naturaleza está escrita en lenguaje matemático”. Esto tienes dos versiones de interpretación: la débil y la fuerte. La débil es aquella que interpreta que lo que está escrito en lenguaje matemático es el movimiento de los astros, la dinámica astral. La versión fuerte es la que dice que todo fenómeno que ocurre en la naturaleza tiene una ley matemática a la que está sometida.
Esto que es una creencia galileana constituye la base de toda nuestra civilización. Es el gran paradigma galileano del que se ha alimentado toda la ciencia moderna. Ni la física, ni la química, ni la biología, ni la medicina tienen procesos de matematización. “Lo que no quiere decir que Galileo fracasase porque todos los occidentales seguimos pensando que la naturaleza es normativa, actúa conforme a leyes, quizás no todas ellas matemáticas. Este principio galileano de matematicidad es la cuestión principal del curso. Ortega y Gasset decía que la ciencia es una forma especial de creencia. Y la creencia fundamental que tenemos es esta afirmación de Galileo”, ha comentado.
La revolución galileana
Galileo aseguró que la tierra era un planeta más, que se movía y que no estaba en el centro. El centro es el sol. Introdujo en la historia el sistema heliocéntrico y geodinámico. La revolución galileana tiene cuatro manifestaciones. La primera es la manifestación observacional. Explicaba que existen millones de estrellas, la luna tienen montañas y valles no es un astro perfecto, el sol tiene manchas, Venus presenta fases y Júpiter tiene cuatro satélites.
La tierra centro de la luna, el sol centro de los planetas y Júpiter centro de cuatro satélites. La segunda es la manifestación filosófica que va contra la dualidad. La dualidad desde Aristóteles había dicho que la tierra era el mundo de lo imperfecto y el cielo el mundo de lo perfecto. Que en la tierra había mutaciones y que en el cielo todo era idéntico a sí mismo. “Con la revolución de Galileo los cielos van a dejar de ser perfectos”.
La tercera manifestación es la revolución filosófico-matemática. “El universo está escrito en lenguaje matemático, no caben por tanto milagros”. Y la cuarta y última de las manifestaciones es la revolución teológica. Galileo se convierte en el gran revolucionador de la teología de principios del siglo XVII sin quererlo. Galileo habla de tres principios teológicos. El primero afirma que el universo es obra de Dios y hay que conocerlo y estudiarlo. El segundo contemplaba que las sagradas escrituras eran obra de hombres. Y el tercero aseguraba que había que interpretar las sagradas escrituras a la luz del conocimiento que se tiene del universo.
“Aunque en su momento estas afirmaciones crearon polémica especialmente en el seno de la iglesia católica, a día de hoy cualquiera de los documentos pontificios del siglo XX incluyendo la Encíclica de Benedicto XVI de hace apenas dos meses tienen explícitamente manifestados los tres principios teológicos de Galileo”, ha asegurado.
Los sabios del momento, que eran los teólogos, despreciaron entonces las afirmaciones de Galileo. En las universidades los saberes estaban clasificados. Los más sabios, cultos e inteligentes eran profesores de teología, los algo menos sabios de filosofía y los menos sabios de geometría. “Galileo era matemático-filósofo y pretendió enseñarles a los teólogos lo cual en esa época era impensable. Pero sin ninguna duda Galileo era el sabio y quiénes lo juzgaban eran poco sabedores de lo que sucedía. Los delirios de la soberbia superan el atrevimiento de la ignorancia”.

Tomado de Noticiencias de elgallodigital.com